18 de diciembre de 2008

Los Sentidos y el Sentimiento


“Sale y desaparece despacio por la colina. La cima, los árboles, el techo de la casa se recortan contra el cielo. La vaca me empuja con el morro y muge.

- Tendrás que esperar. Lo que tienes ahí dentro no es nada comparado con lo que yo tengo aquí dentro, por mucho que también seas mujer.

Me sigue, mugiendo. Entonces el aire muerto, caliente y claro vuelve a soplarme en la cara. Él podría arreglarlo todo, si quisiera. Y ni siquiera lo sabe. Podría hacerlo todo por mí, si lo supiera. La vaca me echa el aliento en las caderas y en la espalda, un aliento cálido, dulce, jadeante, lastimero. El cielo está plano en la ladera, sobre los secretos brotes de pino. Más allá de la colina, los relámpagos rasgan el horizonte y se esfuman. El aire muerto da forma a la tierra muerta en la muerta oscuridad, da forma a la tierra muerta hasta más allá de donde alcanza la vista. Se posa sobre mí, muerto y caliente, y me toca la carne desnuda a través de la ropa. Le dije que no sabía lo que era preocuparse. Tampoco yo lo sé. No sé si estoy preocupada o no. Si puedo estarlo o no. No sé si puedo llorar o no. No sé si lo he intentado o no. Siento como si fuera una semilla húmeda y salvaje en la tierra caliente y ciega.”

William Faulkner, Mientras Agonizo (1930)

16 de diciembre de 2008

La Relatividad del Tiempo - John Steinbeck

"Como a veces ocurre, en un momento dado el tiempo se detuvo y ese momento duró más que cualquier otro. Y el sonido se detuvo, y el momento se detuvo durante mucho tiempo, mucho más tiempo que un momento."

John Steinbeck, De Ratones y Hombres (1937)

9 de diciembre de 2008

Cascada de Versos


"Coge todo el aire que puedas.
Cierra los ojos.
Deja que el agua se eleve sobre tu pecho

sobre tu cuello
sobre tus párpados transparentes.


¿Escuchas el clamor del silencio?

Siente, tan sólo siente como se deslizan corrientes de seda entre tus dedos

como acarician tu rostro,
como besan tus labios desnudos bajo el velo.


¿Viste alejarse la mariposa triste?
Hunde el tarro de cristal
en el océano de las lágrimas felices.


Escucha la música de tu corazón nuevo.
Latido a latido marchitaron las rosas
que adornaban las avenidas del Infierno.


Ahora eres Rey de tu castillo de arena,
Sol, vainilla y viento:
tenías razón cuando decías
que la libertad era eso.

Apaga las velas que dan luz a lo evidente,
acostumbra tus ojos a ver como ve el ciego:

“Ahora te ilumina el estigma de la belleza transparente.”

Nada hasta la superficie,
huele el aire con sabor a sal.
Deja que el agua juegue con tu pelo,

con tus labios púrpura,
con tu alma de cristal…

y empieza de nuevo…."