-Pero... estos versos no son muy modernos que digamos -se quejaba Isaac del Vando, al posar la mirada sobre aquellos endecasílabos que había escrito Gálvez, perfectos como columnas de mármol.
Guillermito se sumó a la queja en su particular jerga:
-Gálvez no comunica sinfronismos espirituales. Se adivina su actitud sitibunda y noviestructural, pero no evidencio en él estética alboreal o intuible de primicias.
-Es un advenedizo del Ultra - traduje yo.
El argentino Borges salió en defensa de Gálvez:
-Si él es un advenedizo del Ultra, nosotros somos advenedizos de la Poesía.
Me molestaba aquella insidiosa sinceridad del argentino, propia de un niño o de un imbécil. Adriano del Valle, el lugarteniente del Ultra en Sevilla, zanjó la discusión; el uniforme de recluta le daba un aspecto oleaginoso, como de morcilla conservada en aceite:
-Vámonos rápido. ¿O es que esperáis a que me den el toque de diana?
A lo largo de seiscientas páginas, el autor describe la vida bohemia de los literatos pertenecientes a la época reformista de principio del siglo XX, con personajes como Jorge Luis Borges, Rafael Cansinos-Assens, Ramón Gómez de la Serna o el infravalorado protagonista, Pedro Luis de Gálvez.
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